Después haber contado al detalle la ruta que hicimos por Vietnam, los hoteles en los que pasamos todas y cada una de las noches de nuestra luna de miel y pegar en este blog algunas postales con momentos únicos en el viaje, creo que es el momento adecuado para compartir más información práctica que pueda resultar de provecho a todos aquellos que estén interesados en conocer el país. He recopilado a través de las notas que pude tomar in situ, una lista de 50 consejos útiles para viajar a Vietnam, con los cuales dar un poco de luz a los futuros viajeros que estén planeando ir a uno de los países con mayor capacidad de seducción del Sudeste Asiático
Ciudad prohibida de Hué (Vietnam)
VISADO NECESARIO PARA VIAJAR A VIETNAM
Passport control
ACTUALIZACIÓN 20/06/2015: El Gobierno de
Vietnam exime de visado a los turistas españoles que viajen a Vietnam durante un período máximo de 15 días a partir del 1 de julio de 2015. La información que podéis leer a continuación se aplica ahora a estancias superiores a 15 días.
– Sacarse el visado de
Vietnam es más fácil de lo que podría parecer. Si deseamos entrar a
Vietnam desde España (o cualquier país de la Unión Europea) para una estancia superior de 15 días se hace obligatoria la obtención de un visado turístico, el cual podremos tramitar bien en la Embajada de
Vietnam en el país (en nuestro caso sería la de Madrid en Calle Segre 5, www.vietnamembassy.es) con un coste de 80 euros (30 días, 1 entrada) ó 95 euros (30 días, múltiples entradas) haciendo entrega de un formulario, pasaporte con vigencia mayor a 6 meses (incluyendo además una fotocopia de la página principal de éste), así como una fotografía de tamaño carnet. Podemos acercar esta documentación en persona y sin cita previa de lunes a viernes de 9:00 a 13:00 horas (el pago es en efectivo) o enviarla por correo certificado (pago mediante giro bancario) y, de ese modo, el visado estará disponible en 5 días laborables.
– Otra opción bastante interesante siempre que se vaya a entrar a
Vietnam vía aeropuerto (formato no válido en frontera terrestre) consiste en solicitar una carta de aprobación y recoger el visado “on arrival” en cuanto aterricemos en uno de los aeropuertos internacionales de este país. Existen diversas varias agencias que te facilitan esta gesión online de forma rápida (nosotros utilizamos esta página en castellano que nos lo tramitó enseguida) por un precio 18 dólares americanos (la de entrada múltiple, la simple era 2 dólares más barata), debiendo pagar a posteriori en el aeropuerto un total de 65 dólares por persona (entrada múltiple hasta 30 días de duración, la simple hubieran sido 45 euros). La diferencia entonces entre haberla hecho en embajada a tramitarlo de esta manera es de 95 euros sobre 64 euros, y sin tener que ir a ninguna parte (si hubiera sido entrada simple de un mes 85 euros frente a 47, casi la mitad).
Vietnam on arival en el aeropuerto de Hanoi (Vietnam)
El único pero de esta manera de conseguir el visado es que puede tocar esperar al llegar al aeropuerto para pagar las tasas correspondientes (imprescindible en efectivo y entregando foto tamaño carnet), pero en nuestro caso no supusieron más de un cuarto de hora de más (mientras llevaban las maletas a la cinta). Finalmente nos resultó cómodo la opción de carta de aprobación y visa on arrival. Supuso un ahorro de tiempo y dinero, factores esenciales en todo viaje que se precie.
– Para viajar a Vietnam no existe ninguna vacuna obligatoria y recomendadas son las mismas que deberíamos tener puestas de siempre (Hepatitis A + B, Tétanos, etc…). Generalmente la gente no se vacuna para ir a Vietnam, salvo que tenga pensado ir a la selva o a zonas pantanosas durante un largo tiempo (en ese caso nunca está de más estar vacunado de fiebres tifoideas y tantear si tomarse la profilaxis de la malaria). Para el tema de vacunas lo más adecuado es consultar bien a un médico o leer las recomendaciones que nos ofrezca el Ministerio de Sanidad de nuestro país y ser consecuentes con nuestra decisión.
– Dado que en el país predomina el clima tropical, salvo en zonas de altura, hay muchos mosquitos, sobre todo cerca de lugares húmedos. Aunque la malaria no está demasiado extendida en el país, no existe mejor profilaxis que la de prevenir que nos piquen. Protegerse las zonas del cuerpo que tengamos descubiertas con repelentes de mosquitos (si son extrafuertes, mucho mejor) o ir con manga larga tanto al amanecer como al atardecer (son los momentos en que más insectos molestos puede haber) son recomendaciones habituales en este tipo de viajes. Las famosas pulseritas de olor no tienen ni el 1% de efectividad que el spray antimosquitos. Luego está el modo tradicional, que es el de tomar muchos cítricos, aunque casi deberíamos bañarnos en jugo para evitar nos pique algún bicho.
VOLAR A VIETNAM, DÓNDE EMPEZAR Y DÓNDE TERMINAR
– No existen vuelos directos entre España y
Vietnam, siendo necesario hacer escala para llegar a los aeropuertos de
Hanoi (HAN) o Ho Chi Minh (SGN). Vietnam Airlines es la aerolínea de bandera vietnamita y tiene vuelos a partir de 600€ haciendo escala en París (vuelo compartido con Air France) o Frankfurt (vuelo compartido con Air Europa/Lufthansa). Permite hacer multidestino: Entrar por
Hanoi y salir por Ho Chi Minh, y viceversa, sin que el precio crezca. Su flota no es la más moderna del mundo y, aunque tiene pantallas en todos los asientos (algo que Iberia no asegura aún ni en vuelos transoceánicos), utilizan un sistema arcaico que muchas veces no funciona correctamente. Otras opciones mejores son Qatar Airways (haciendo escala en Doha), Emirates (parando en Dubai) o incluso Thai Airways con su clásica escala en Bangkok, aunque cuesta encontrar mejores precios para hacer un ida y vuelta multidestino.
– Una recomendación para recorrer el país es comenzar en una ciudad de un extremo y terminar en la otra (sur o norte), es decir, comprando vuelos multidestino con comienzo en Hanoi y fin en Saigón, o viceversa. De ese modo no tendremos que desandar lo andado cuando queramos tomar el vuelo de regreso. El precio del billete de avión termina siendo similar a si es ida y vuelta con el mismo destino, y nos ahorramos varios miles de kilómetros que son del todo innecesarios (y cansados) para regresar.
Ninh Binh - Vietnam
– Aunque el orden de las ciudades de comienzo y fin es indiferente y el precio del billete de ida y vuelta no varíe, probablemente sea más recomendable iniciar el viaje por el sur y terminar en el norte. De ese modo uno se asegura el viaje vaya siempre in crescendo. Saigon, Hoi An, Hué….Bahía de Halong, Hanoi, Sapa. Ese puede ser un orden con el nos van quedando highlights en todo momento. Nosotros no lo hicimos así, si no al revés, por eso pienso que hubiese sido mejor arrancar por el sur dirigiéndonos siempre al norte.
¿PLANIFICACIÓN O IMPROVISACIÓN?
–
Vietnam es un país en el que se puede hacer todo sobre la marcha. Sin duda un destino en el que la improvisación tiene premio, aunque sí resulte conveniente en ciertos casos convenga reservar con tiempo alguna cosa concreta como el crucero en
la Bahía de Halong si queremos un barco muy especial, un vuelo imprescindible en nuestra ruta si conocemos la fecha que disponemos o un tren nocturno por idéntica razón. Pero igualmente si fuésemos sin un solo hotel, excursión o billete de avión interno podríamos vivir prácticamente las mismas experiencias que si no lo hiciésemos. En
Vietnam hay agencias a patadas y todos los hoteles están preparados para ofrecer excursiones (de hecho, aunque uno lleve todo contratado, lo intentan con insistencia), por lo que difícilmente nos quedaremos sin hacer nuestros planes.
Noche en Bahía de Halong (Vietnam)
– Cuidado con las excursiones contratadas a muy bajo precio, porque a veces lo barato puede resultar caro o que nos volvamos a casa con un buen cabreo. Conviene consultar precios, preguntar el cupo máximo que tienen los grupos y, sobre todo, comparar. Hay agencias que se vanaglorian de ofrecer los tours más económicos del mercado y son hiperfamosos (por ejemplo Sinh Tourist-Sinhcafe), que luego resultan no proporcionar la experiencia esperada. Mal preparados, programación inadecuada, siempre con prisas, guías que apenas se han leído un panfleto del lugar y no aportan absolutamente nada. Estás más tiempo en tiendas de artesanía que visitando el lugar por el que has pagado.
SOBRE LOS MEDIOS DE TRANSPORTE DE VIETNAM
Mujer en barca en Ha Noi (Vietnam)
– Los vuelos internos tienen un coste muy reducido y nos ahorrarán tiempo e incluso dinero a la hora de abordar largas distancias. Por ejemplo, de
Hanoi a Hué hay 14 horas de tren (más o menos igual en bus), mientras que en avión son apenas 50 minutos (otro tramo importante como Dan Ang-Ho Chi Minh hablamos de 16 horas de tren frente a 1 hora de vuelo). Y el precio es bastante similar el del avión al del tren, que además siempre va lleno. Se paga una media de 40-50€ por vuelo interno en
Vietnam. Si vamos con el tiempo justo el avión es la mejor opción, aunque si queremos disfrutar de la vida vietnamita, no está de más probar algún tren y tomarse las cosas con más calma. No es lo mismo tener dos semanas para recorrer el país que estar dando una vuelta al mundo y contar con mes y medio sólo para este país.
Mapa de trenes en Vietnam
– Muy a tener en cuenta para hacer largas distancias y ahorrarnos unos dongs es escoger los buses cama nocturnos. Hace años eran un auténtico desastre e incómodos a más no poder, pero actualmente son buses modernos en los que poder ir casi todo el camino estirado. Viene bien para ciertos trayectos en las que se viaja por la noche y, de ese modo, nos podemos ahorrar el hotel.
– Los taxis vietnamitas son muy baratos, pero debemos andar con ojo porque hay taxistas “demasiado espabilados” que te dan más vueltas de la cuenta o te llevan al hotel equivocado, que casualmente es de su primo porque… casualidades de la vida, el tuyo se ha incediando, lo han cerrado o ha desaparecido por arte de magia. Conviene exigir siempre que pongan el taxímetro cuando estemos en las ciudades, informarse de cuáles son las compañías de confianza (por ejemplo Taxi Group en
Hanoi) o que los llamen desde la recepción del hotel en que estés. En una ciudad tipo
Hanoi o Saigón es raro gastarse más de 2 ó 3 euros para hacer un recorrido medianamente largo.
Taxi en Hanoi
– Una alternativa a los taxis corrientes de toda la vida está en los Xe Om o, lo que es lo mismo, los mototaxis. Es mucha la gente que en las ciudades te ofrecen su ciclomotor para llevarte a cualquier parte. y lo mejor es que de esa manera se logra esquivar el tráfico más intenso en las horas punta. Aquí, obviamente, no hay taxímetro por lo que se hay que negociar directamente con el conductor antes de subirse a la moto. Seria muy raro pagar por una carrera más de 50.000 VND, que vienen a ser un par de euros (la media de una carrera corriente e acordar la mitad).
PARA DORMIR
– La infraestructura hotelera es extremadamente amplia, de calidad, con un servicio por encima de la media y unos precios muy bajos si los comparamos con otras zonas del mundo, aunque éstos hayan aumentado en la última década en que el turismo en Vietnam no ha parado de crecer. La tendencia de este país es convertirse en “la nueva Tailandia”, proporcionando mucha oferta y postulándose además para ser uno de los mejores destinos en los que vivir una luna de miel. Hubo un tiempo en que Vietnam se asociaba únicamente a mochila y aventura. Ahora además, para quien lo quiera, tiene a su disposición suites maravillosas a partir de 30$ o experiencias en casas antiguas y con encanto como las que hay en Hoi An (ver apartado de Alojamiento en Vietnam para consultar todos los hoteles a los que fuimos). Por otra parte sigue siendo posible alojarse en por entre 5$ y 10$ en lugares sencillos y con wifi gratis, lo que significa que es un destino para todos los presupuestos en los que, en general, el mayor gasto será el billete de avión. Habitación del hotel de Hué en el que estuvimos (Vietnam)
– Hay que andar con mucho ojo con algunos listillos que ponen el nombre a su hotel de un alojamiento que ya existe, y casualmente viene mencionado en Lonely Planet o se encuentra bien posicionado en Tripadvisor, Booking, etc., para confundir a los viajeros. En ocasiones están incluso en las mismas zonas, por lo que hay quien llega y se encuentra que su habitación no cumple ni sus expectativas ni el precio estipulado. Suelen tener como ganchos a algunos taxistas corruptos o al típico que se pone a ayudar turistas al principio de la calle. Si bien es cierto que esto ocurría con más frecuencia hace unos años y que el control actual es mucho mayor, conviene asegurarse bien de la dirección del hotel y no hacer demasiado caso si nos dicen que éste ha cerrado por obras o se ha quemado por accidente.
DESTINOS VIETNAMITAS IMPRESCINDIBLES
– Si tuviésemos una sola semana para
viajar a Vietnam y no quisiésemos perdernos los imprescindibles escogería
Hanoi,
Bahía de Halong, Hué y
Hoi An. Con dos semanas ya da para añadir Tam Coc, las montañas de mármol de Dan Ang, My Son, Saigón y el
Delta del Mekong. Y de dos semanas para adelante me iría a conocer el valle de Sapa para hacer trekking entre arrozales y conocer las tradiciones de las muchas etnias minoritarias que allí residen.
– Si nos gusta la naturaleza y soñamos con
Vietnam por la
Bahía de Halong un consejo que veo obligado a dar es que no debemos perdernos por nada del mundo ir a Tam Coc. Es una excursión fácil desde Hanoi (la ofrecen casi todas las agencias y hoteles, aunque no es la más conocida) que nos dejará en poco más de dos horas en lo que viene a conocerse como Halong Bay in land (
la Bahía de Halong de interior). El paisaje es similar, aunque en vez de sobresalir las espigadas colinas kársticas del mar, lo hace a ambos lados de un río que podemos navegar en una canoa comandada por una mujer vietnamita que nos hará un recorrido largo (en torno a 1 hora y 45 minutos), metiéndonos por tres cuevas (ese es el significado precisamente de Tam Coc) y mostrándonos uno de los panoramas naturales más sorprendentes y cautivadores de Vietnam. Paisajísticamente hablando es algo que deja la boca abierta.
Tam Coc (Vietnam)
Esta excursión nos vino a costar 900.000 VND (aprox 34€ por persona) desde Hanoi (contratado en nuestro hotel) con traslados, comidas, ruta en bote de madera por el río y la visita a dos templos milenarios en Hoa Lu, antigua capital imperial de Vietnam. Es una de las excursiones más recomendables teniendo a Hanoi como base de operaciones.
– Acudir, al menos una vez durante el viaje, al teatro para ver una función de marionetas de agua (se puede tanto en Hanoi como Saigón). Es una tradición venida de muy antiguo en los cultivos de arroz en la que los agricultores trataban de entretener a los niños. Para ello se metían en el agua de cintura para abajo y manejaban unas figuras realizadas en madera de higuera (que aguanta bien el agua y tarda mucho en pudrirse) con las que les narraban historias legendarias de su pueblo. Si bien es cierto que hoy día su función es eminentemente turística, la tradición ha podido sobrevivir gracias al interés de los propios vietnamitas y los extranjeros que visitan el país. Y de ese modo se continúan fabricando las bellas marionetas de agua con princesas, pescadores, músicos o dragones que salen del agua. Hay pases varias veces al día en Hanoi y Saigón, aunque conviene reservar tickets con antelación (precio aprox 5$). El teatro más típico y que lleva funcionando desde hace más tiempo de forma continuada es el Thang Long Water Puppet Theatre de Hanoi, situado frente a la orilla lago Hoan Kiem (a la altura del templo Ngoc Son, el del puente rojo).
–
My Son, si bien no son las ruinas de Angkor, merece la pena. Es de los pocos conjuntos del antiquísimo Reino Champa que sobrevive en la actualidad, a pesar de que casi se evapora por completo por los ataques de los bombarderos B-52 a una base secreta del Viet Cong. De hecho se puede decir que en gran parte de esta ciudad levantada entre los siglos IV y XIII sólo quedan recuerdos herbáceos en profundos cráteres de las bombas estadounidenses, pero hay algunos edificios que resistieron, siendo los complejos B, C y D los más espectaculares. Hubo gente que durante el viaje nos contó que se los saltaba “por no ser Angkor” (¡Por supuesto que no lo es!), pero estando a una hora de
Hoi An y en un emplazamiento selvático semejante, estas ruinas con ninfas y dioses esculpidos en las paredes de ladrillo no pudimos dejarlas atrás. A quien le guste un poco la Historia, el Arte y los avatares de ciudades perdidas,
My Son jamás le decepcionará por su singularidad y magia. Eso sí, hay que madrugar para verlos en soledad, tomar mejores fotos y no asarnos de calor. Abren el complejo a las 6:00, hora a la que deberíamos estar como un reloj para tener la vieja ciudad cham para nosotros solitos.
Ruinas de My Son (Vienam)
– ¿Cuáles son los mejores museos sobre la guerra de
Vietnam en Vietnam? Esa era una de las preguntas que nos hacíamos antes de viajar a este país, dado que era un tema que nos interesaba. Después de documentarnos para preparar el viaje y haber estado en el país tenemos la respuesta: El Museo de la Guerra en Saigón y el Museo de Historia del Ejército en Hanoi. Los dos. Aunque el de Saigón es el más conocido, y también el más duro, porque muestra fotos tremendas de los efectos devastadores de la guerra (la sala en la que hablan del agente naranja es espeluznante), recomiendo no perderse el museo de Hanoi que hay junto a la ciudadela. Más que ser un lugar de recuerdo a las víctimas como el primero trata la guerra a través de su poderosa maquinaria. Expone un buen número de aparatos militares de ambos bandos, algunos ya estrellados y otros en tan buen estado que podrían funcionar en la actualidad. Aviones, helicópteros, tanques y toda clase de armamento son quienes se ocupan de explicarnos la guerra de
Vietnam según la propaganda comunista de la época que cuelga de las paredes (aunque se ve a lo largo y ancho del país),
Museo de Historia del Ejército de Vietnam en Hanoi
– Una de las mejores opciones para hacer trekking no sólo en
Vietnam sino también en todo el Sudeste Asiático está en las montañas de Sapa, en el norte del país. Esta zona es bien conocida por la presencia de distintas etnias que mantienen firmes sus tradiciones (hay nada menos que 8 en la provincia), así como por los paisajes de arrozales que uno ve desde ambos lados del camino. Para hacer Sapa conviene quedarse unos días (yo diría que 3 como mínimo) y escoger distintas excursiones que se pueden contratar con facilidad nada más llegando al destino o reservando con antelación en una agencia de Hanoi.
– No debemos tomarnos
Hoi An como una visita turística más. La que con toda seguridad es la ciudad más hermosa de Vietnam, ya que sobrevivió a los ataques de unos y otros durante el largo conflicto, no es sólo un lugar que ver sino, sobre todo, un lugar que vivir y sentir. En
Hoi An lo mejor que podemos hacer es alargar los días, tomárnoslo con mucha calma, y dedicar el día a pasear, montar en bicicleta, comprar artesanía o alucinar con las farolas de papel que iluminan la ciudad durante la noche. Es difícil no enamorarse del que fuera uno de los puertos comerciales esenciales de Indochina en el que construyeron su hogar navegantes y comerciantes chinos, japoneses, filipinos…¡e incluso españoles y franceses! Conserva casas antiguas de mercaderes, algunas de las cuales se pueden visitar como museo y otras se han transformado en pequeños hoteles con encanto (el Ving Hung Heritage 1 es el mejor ejemplo). No me equivocaría demasiado si no dijese que es la ciudad que logra que nos
enamoremos de Vietnam y queramos regresar. Es un pedacito de un país que lamentablemente se fue con la guerra.
Hoi An (Vietnam)
– Hué es la ciudad más monumental entre
todas las que hay en Vietnam. Haber sido la capital del imperio durante siglo y medio de dinastía Nguyen hizo que se levantara una ciudadela magnífica a imagen y semejanza de la Ciudad Prohibida de Pekín y que los monarcas se hicieran enterrar en grandes mausoleos. Precisamente las tumbas imperiales representan una parte esencial en toda visita a Hué que se precie. Hay 7 visitables y, aunque todas tienen su aquel, hay 3 que destacan por encima de la media: La tumba del Emperador Minh Mang, la del temible Tu Duc (a mi juicio la más completa e impresionante ) y la del penúltimo miembro de la dinastía Nguyen, Khai Dinh, conocido como “el afrancesado” por su cercanía con los colonialistas galos, quien mezcló la arquitectura clásica vietnamita con múltiples influencias occidentales.
Hué (Vietnam)
– En
Vietnam existe una religión de religiones inventada en los años 20 y que resulta bastante curiosa. Se llama Cao Dai y se trata de un sincretismo religioso a lo bestia donde caben preceptos cristianos, judíos, musulmanes, hindúes, budistas, confucionistas, taoístas e incluso tradiciones animistas del país. Shakespeare, Lenin o Victor Hugo son venerados como auténticos santos y jerárquicamente sigue los principios de la iglesia católica, aunque las mujeres pueden aquí ser sacerdotisas. Hay numerosos templos caodaístas en
Vietnam que parecen iglesias de colores y que, a veces, pasan desapercibidas por la mayoría de los viajeros.
El Delta del Mekong y la frontera con Camboya es una de las áreas con un mayor número de seguidores del Cao Dai, siendo la ciudad de Tay Ninh la sede de su “Vaticano particular”. La Santa Sede del Cao Dai es una excursión maravillosa a 96 kilómetros de Saigón en la que se puede asistir a una misa multitudinaria y muy colorida que no nos dejará indiferentes.
Sacerdote del Cao Dai en Vietnam
–
Ho Chi Minh o Saigón, que es lo mismo con distinto nombre, puede resultarnos una ciudad desconcertante al principio. Es desordenada, ruidosa y su tráfico puede estar dentro de los más infernales del planeta. Pero si le damos una oportunidad (o incluso dos), acabaremos descubriendo deliciosas perlas escondidas en callejones a priori infames. Basta buscar los templos del Cholon District (el barrio chino de Saigón) para darnos cuenta de los muchos universos paralelos con los que cuenta esta ciudad. Asimismo el Templo del Emperador de Jade, con extraordinarias y atemorizantes estatuas de madera, merece una visita. Y para quienes estén interesados en seguir los capítulos de la Guerra de
Vietnam cabe destacar que Saigón está repleta de lugares históricos como el Palacio de la Reunificación, intacto desde el asalto final del Viet Cong el 30 de abril del 75, con la posibilidad de acceder a los búnkeres subterráneos utilizados entonces. Por otra parte el Museo de la Guerra es uno de esos imprescindibles de todo viaje a
Vietnam, así como utilizar Saigón como base para ir hasta los túneles de Cu Chi y conocer los laberintos que los vietnamitas excavaron bajo tierra para resistir el ataque enemigo.
Sele en Saigon (Vietnam)
– Las excursiones al delta del Mekong desde Saigón suelen dejar mucho que desear. Concretamente el tour a My Tho que se hace en el día no merece la pena ni la décima parte a lo que supone viajar a Can Tho y quedarse una noche para ir a ver los grandes mercados flotantes. Debemos mirar bien el programa que ofrecen las distintas agencias para que no nos cuelen visitas no deseadas a lugares en los que sólo existe intención de venderte cosas que no necesitas. Lo he comentado anteriormente, lo barato sale caro y a veces compensa pagar un poco más para poder disfrutar de determinados sitios. O incluso tomar el primer autobús que salga e ir por nuestra cuenta. Eso siempre resulta más satisfactorio y económico que contratar según qué tours.
–
En la Bahía de Halong es recomendable hacer un crucero de mínimo dos días y una noche, aunque lo preferible es contratar el de tres días y dos noches. Las excursiones que van y vienen en el día apenas se alejan del puerto, son multitudinarias, y apenas te da tiempo a disfrutar de uno de los mayores espectáculos de la naturaleza (añadiendo que hay 4 horas de viaje desde/a Hanoi). Halong Bay es uno de los motivos que nos han llevado a
Vietnam, por lo que escatimar una vez lleguemos allí puede ser algo de lo que nos vayamos a arrepentir siempre. Merece demasiado la pena como para no quedarse a ver un amanecer o una puesta de sol en aquel mar tranquilo del que sobresalen miles de islas kársticas que no parecen tener explicación.
Barco de Signature Cruises en la Bahía de Halong (Vietnam)
– Si vamos a hacer un crucero en
la Bahía de Halong debemos tomarnos nuestro tiempo a la hora de escoger barco. Los hay de todos los precios y estilos, desde el que las ratas corren por cubierta hasta los que son de auténtico lujo. Por fortuna cada vez encontramos más matices intermedios a buenos precios. Pero eso nos obliga a informarnos bien, leer críticas y comentarios en internet, consultar a gente que lo haya hecho ya y asegurarnos que una vez estemos dentro sólo tengamos que preocuparnos de disfrutar una de las mejores experiencias de todo el viaje. En nuestro caso viajamos en un barco de Signature Cruises, que calidad precio (280€ por persona 3 días y 2 noches, todo incluido salvo bebidas) nos pareció lo mejor que encontramos después de navegar mucho por la red. Se trataba de nuestra luna de miel, por lo que procuramos escoger un barco bonito con buenas habitaciones y un servicio adecuado a bordo, aunque sin irnos a los Luxury más caros cuyo precio podía incluso triplicarse.
–
Los mejores meses para viajar a Vietnam son octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo y abril. Y, aunque no quita que pueda llover también en ocasiones, coincide con la mayor parte de la época seca. Y no con la temporada de vacaciones de europeos, estadounidenses y australianos. Eso sí, conviene tener en cuenta que a finales de enero, primeros de febrero se da la fiesta del Tet, coincidente con la primera luna del año. Todo Vietnam se vuelca y se ponen preciosas las calles con luces y girnaldas, pero el país se colapsa literalmente hablando. Los vuelos son más caros y hay menos plazas hoteleras. Por otro lado los precios suben. Así que ya sabéis, si podéis evitar el Tet, a no ser que os interese mucho, mejor.
– Julio y agosto es temporada alta de turistas, pero ni mucho menos son los meses más adecuados para viajar a
Vietnam. Por un lado el monzón atraviesa el país dejando lluvias y arrastrando tifones ocasionales provenientes del Pacífico y, por el otro, la ocupación de hoteles es mayor, éstos son más caros y hay más gente en las visitas turísticas. Pero, aunque la época de lluvias dure a veces hasta noviembre (desde finales de mayo/junio), sobre todo en el sur (en el norte la cosa se relaja a partir de septiembre), no se pasa cayendo agua las 24 horas del día. La mayor parte de las veces coincide con el comienzo de la tarde y jarrea de lo lindo en torno a una hora. Durante nuestro viaje, que fue entre mediados de septiembre y primeros de octubre, la lluvia no nos apartó de hacer absolutamente nada. Sólo llovió la mitad de los días y, casi siempre coincidía con la hora de comer. Moraleja, el monzón no es impedimento para viajar a Vietnam, aunque existan épocas más apropiadas para hacerlo.
– La moneda oficial de Vietnam es el Dong Vietnamita, cuya abreviatura es VND. El cambio aproximado es de a 26.000 VND por 1€ (y 20.000 VND por 1$), aunque conviene consultar la cotización justo antes de llevar a cabo el viaje. Apenas existen monedas, dado el escaso valor que tienen éstas. El 99% que hay en curso se trata de billetes en papel que van desde los 500 dongs a 500.000, siempre con la efigie del venerado Ho Chi Minh.
– En
Vietnam aceptan tanto dólares como euros, pero está más aceptado el uso del dólar. Aún así lo más recomendable empezar a moverse desde el principio en dongs vietnamitas y manejarnos con esta moneda durante todo el viaje. Cuando en una tienda nos hagan el cambio a moneda extranjera siempre redondearán a su favor. Es, además, fácil de conseguir en bancos o cajeros automáticos, así como en hoteles que aplican una insignificante comisión. Conviene tener en cuenta que muchos cajeros sólo te dejan sacar 2.000.0000 VND, que no son ni siquiera 80€, aunque cada vez hay más multiplican este límite por cuatro. Lo que es seguro que no se puede conseguir esta moneda con antelación en nuestro banco o caja de ahorros, ya que el Dong vietnamita no cotiza fuera del país asiático.
– Salvo contadas excepciones resulta mejor pagar en efectivo que con tarjeta de crédito. Si bien es cierto que se aceptan tarjetas en casi todos los sitios, en la mayoría de los hoteles añaden un recargo de un 3% cuando pagas con la tarjeta de crédito.
–
Vietnam es un paraíso para las compras. Desde artesanía de todo tipo a trajes hechos a medida (como si quieres el que llevó la actriz de turno en la última gala de los Oscars de Hollywood). Una recomendación es, o bien no viajar desde casa con el equipaje muy lleno o mejor aún comprar otra maleta una vez estemos allí. Las venden en todas partes a buen precio a sabiendas de que muchos de los viajeros que van a
Vietnam van a terminar necesitándola. Hacedme caso, no es necesario ser un comprador compulsivo para no venir cargado de regalos de
Vietnam. Una maleta más nos ahorrará muchos problemas de espacio. Eso sí, mejor llevar un presupuesto establecido para compras del que no pasarse, porque engañados por los precios bajos de todo en Vietnam podemos acabar comprando cualquier cosa.
Mercado en Vietnam
– No dejar de regatear en las tiendas, es muy divertido. Mi consejo es no mostrar excesivo interés en el objeto deseado, tener en mente un precio máximo a pagar y entrar en el juego de la negociación tardando lo máximo posible en dar una cifra (y que esta se aleje de nuestras pretensiones, que ya se ocuparán ellos de subirla). Si vemos que no somos capaces de acceder a determinado artículo al precio que estamos dispuestos a pagar un último intento que suele ser eficaz consiste en marcharse de la tienda en cuestión como si se hubiese roto la negociación. Si de verdad el precio que propones es aceptable, el vendedor o vendedora saldrá a buscarte con calculadora en mano para hacerte la última oferta o aceptar tus condiciones de forma definitiva. Y no debemos sentirnos culpables, ni creer que hemos pagado de menos. Eso nunca es así. Ellos tienen sus topes y SIEMPRE van a salir ganando. Como es lógico, por otra parte. Si no fuera así no se dedicarían al comercio.
–
La comida más típica de Vietnam es el Phở, una sopa de tallarines con verduras y carne, que se toma desde el desayuno hasta la noche y es bastante contundente. Los rollitos que hacen en
Vietnam son, probablemente, los mejores de todo el Sudeste Asiático (sobre todo, los deep fried, muy fritos). La cocina vietnamita no es tan picante como en otros países de alrededor, por lo que nos hacen demasiada falta los clásicos bloqueadores de estómago para quienes sean de difícil digestión. Igualmente en todas partes ofrecen platos fast food, por lo que cuando uno se cansa de la comida local puede resarcirse con una pizza, unos espaguetis o una hamburguesa. Aunque tengo que reconocer que es difícil estar cansado de la gastronomía vietnamita, que además varía si estamos en el norte o en el sur (aunque con la famosa sopa de noodles como alimento vertebrador). Y no dejemos de probar cosas en los puestos callejeros. Si hay mucha gente, son buenos.
PRECAUCIÓN…AMIGO PEATÓN
– Cruzar la calle puede parecer una actividad de alto riesgo, sobre todo durante nuestras primeras horas en Vietnam. Hay tal cantidad de coches y, sobre todo, motos haciendo caso omiso de las señales de tráfico (cuando las hay) que cambiar de acera puede parecernos un auténtico suicidio. Que no cunda el pánico, uno se termina acostumbrando y escogiendo la mejor técnica de todas, imitar a los propios vietnamitas. Es decir, debemos cruzar sin prisa pero sin pausa, con mucha confianza, y no regresar hacia atrás o quedarnos paralizados porque nos asustemos. Como por arte de magia los conductores se irán apartando hasta esquivarte totalmente. ¡No está en sus planes del día atropellar peatones! (Aunque a veces lo parezca).
– Para tener información actualizada de la llegada de tifones o tormentas tropicales viene muy bien mirar de vez en cuando la página web TropicalStormRisk.com (en inglés). A través de este sitio uno puede seguir un tifón o una tormenta casi al minuto, saber la ruta prevista y la fuerza con la que llega. Es muy pero que muy precisa, así que cuando se acerque algo fuerte del océano podemos prever si nos toca a nosotros y adelantarnos a los acontecimientos. Y es que cuando hay tifones se suspenden vuelos, cruceros en la Bahía de Halong, etcétera.
TÓPICOS DESAFORTUNADOS
– Sorprendentemente los vietnamitas fuera de sus fronteras tienen fama de ser bordes o malencarados. Semejante generalización, además de inapropiada por el mero hecho de meter a todos en un mismo saco, me parece equivocada. Si bien es cierto que en determinadas circunstancias pueden resultar insistentes con que compres algo en su tienda o entres al restaurante de turno (sobre todo en Hoi An), nada mejor que un educado “no, gracias”, una amplia sonrisa y continuar hacia delante. Pero nada más que eso. Tengo que decir que en nuestro caso nos encontramos con mucha gente local que nos ayudó de forma desinteresada cuando lo necesitamos y nos hizo sentir muy cómodos. Soy consciente de que puede haber experiencias mejores o peores aquí o allí, pero ir con el prejuicio de que “menudos son los vietnamitas” nos puede llevar a error.
Rebeca con una niña y su madre
INFORMACIÓN PARA PERSONAS DISCAPACITADAS
– Las facilidades para discapacitados en
Vietnam, sin ser las peores del Sudeste Astiático, son realmente escasas. Las calles no se encuentran muy preparadas para las sillas de ruedas, no existe el Braille para las personas con alguna enfermedad visual y puede resultar un destino un tanto incómodo para viajeros con algún tipo de discapacidad física. Si bien es cierto que cada vez hay más hoteles adaptados para estas personas, aún queda lejos de los estándares recomendados.
POPURRí DE CONSEJOS PARA TENER EN CUENTA
– Aprenderse unas palabras en vietnamita. No nos cuesta nada y será un gesto que nos abra más puertas y sonrisas en Vietnam, donde están muy poco acostumbrados a que los foráneos sepan decir nada en su lengua. Hola se dice xin chào, adiós tạm biệt y gracias xin cảm ơn. Por algún lado tendremos que empezar, ¿no? Tampoco estoy diciendo que nos aprendamos los discursos de Ho Chi Minh.
– El wifi está muy extendido en
Vietnam. Podríamos decir que es raro encontrar un hotel o restaurante en el que no haya conexión a internet con una velocidad suficientemente adecuada para lo que venimos a necesitar cuando estamos de viaje. Pero por otra parte hay censura en algunas páginas, sobre todo en redes sociales, por parte de operadores móviles que siguen las recomendaciones gubernamentales. Afortunadamente esto sucede cada vez menos y sólo nos lo encontramos en un par de ocasiones en los que no podíamos tuitear o actualizar nuestro estado en Facebook. El resto iba perfectamente.
– No hace falta llevar un adaptador para los enchufes, ya que nos sirven los mismos que en Europa. Funcionan con 220 voltios y la misma clavija. Así que un problema menos en el que pensar.
– Madrugar a la hora de hacer excursiones, visitas o rutas turísticas en lugares en plena naturaleza o que supongan un desgaste físico es siempre una buena idea. Pasadas las 5 de la mañana ya es de día y no hace apenas calor. Un buen ejemplo es el de las ruinas de My Son, a las que se puede acceder desde las 6 en punto de la mañana. A eso de las 9 empiezan a llegar los autocares de turistas, hace mucho más calor y en los monzones corremos el riesgo de que se nos ponga a llover de lo lindo.
Atardecer en la Bahía de Halong (Vietnam)
– No salir del hotel sin un chubasquero en la mochila. Aunque el día amanezca sin una sola nube no significa nada. Una tormenta se monta en dos minutos y evitar empaparse completamente depende de nosotros. Una buena recomendación es llevarnos siempre el típico chubasquero grande que cubra también la mochila. De ese modo si nos llueve fuerte y no podemos resguardarnos, salvaremos el equipo fotográfico y otros objetos de valor que llevemos encima.
– No marcharse de Vietnam sin darse, al menos, un buen masaje (o los que hagan falta). Hay multitud de casas de masajes o spas en toda ciudad o pueblo vietnamita que se precie. Un precio medio aceptable es 15$ la hora, por lo que si es menos dinero no estaría mal que sospechásemos. Y no sólo con la calidad del masaje sino en los servicios que nos pueden ofrecer (y cobrar después), aunque no los queramos. No hay que olvidar que muchas casas de masajes son auténticos prostíbulos (basta mirar en el escaparate para darse cuenta) donde un “final feliz” no es precisamente lo que aparece en los cuentos infantiles.
Y con esta retahíla de consejos varios sobre
Vietnam espero haber aportado suficiente información para futuros viajeros al país del Sudeste Asiático. Siempre lo recordaré por haber sido el destino de nuestra luna de miel junto a la ciudad laosiana de Luang Prabang, por lo que me hace especial ilusión escribir sobre él. Con los efectos del síndrome de Vietnam aún intactos me despido hasta nuevas aventuras. Que las habrá…
Fuente::elrincondesele.com