Hay escenarios en este planeta que parecen sacados de un sueño o de una película fantástica. Y pocos, de verdad, muy pocos, pueden comparársele al de esa explanada selvática donde los enigmáticos templos de Bagan surgen a cientos como si nada. Un reino olvidado durante siglos en un país llamado Myanmar, antes conocido como Birmania, que quiso dejar claras las creencias religiosas de su universo budista de pasado hinduísta y en el que además aportaba dioses y espíritus propios.
La suerte ha permitido que lleguen más de dos mil templos hasta nuestros días, así como que torres, pagodas y grandes estatuas de Buda nos permitan jugar a ser Indiana Jones con nuestra mochila a la espalda. Y las posibilidades en este rincón superlativo del Sudeste Asiático llegan tan alto que hasta es posible admirarlos desde un globo aerostático.
Volando en globo sobre los templos de Bagan en Myanmar
Durante nuestro último viaje a Myanmar nos animamos a cumplir un sueño consistente en volar en globo sobre los templos de Bagan. Doy fe que llevábamos años esperando el momento. Y cuando menos nos lo esperábamos nos vimos flotando como una pompa de jabón sobre uno de los lugares más hermosos de la Tierra.
Globos volando sobre los templos de Bagan (Myanmar)
Los templos de Bagan en globo ¿Globo en Bagan sí? ¿Globo en Bagan no? ¡Globo en Bagan, por supuesto!
Jamás me había subido en globo. Y Rebeca, mi mujer, menos aún, ya que tiene desde siempre un miedo atroz a las alturas. Pero cuando supimos que se podían sobrevolar en globo los magníficos templos de Bagan a ambos nos vencieron las ganas y no pensamos en nada más. Luego llegó el momento de consultar precios y llevarnos las manos a la cabeza ante unos inamovibles 350 euros por persona en las tres compañías que ofrecían este servicio en Myanmar (el doble que hace pocos años). La verdad, se trataba de mucho dinero, de una parte importante de nuestro limitado presupuesto para este viaje.
Estuvimos un tiempo dándole vueltas pero después de hablar con otros viajeros que lo habían hecho y gente aficionada a estos temas nos convencieron con frases del tipo: “Hay experiencias que hay que vivir al menos una vez en la vida y ésta es una de ellas”; “No os lo penséis, Bagan es probablemente uno de los mejores lugares del mundo para montar en globo” ; “Quitaros de otras cosas, aún tenéis tiempo para ahorrar y daros el capricho del viaje”. Y finalmente nos convencimos de hacerlo. Teníamos meses por delante para aumentar el presupuesto y no íbamos a dejar pasar esta oportunidad. Uno no viajar a Myanmar por su cuenta todos los días. Así que reservamos plaza con la compañía Oriental Ballooning (sin ninguna preferencia previa, fue el que antes contestó a nuestro e-mail y nos guardó una plaza para el día que pedimos) y no lo volvimos a pensar más.
Pero el tiempo pasó y un día de noviembre cualquiera nos encontrábamos en Bagan. Eran las cinco de la mañana cuando nos llamaron de la recepción del hotel diciendo que nos habían venido a buscar para llevarnos al globo. Todavía era noche cerrada, pero completamente despejada. El día iba a ser 100% favorable para volar en globo y no había vuelta atrás. Otros vehículos (muchos de ellos antiguos autobuses de los años cuarenta) también rondaban los caminos de Old Bagan, New Bagan y Nyaung-U para llevar a sus clientes hasta una explanada que parecía un campo de golf. Ideal para que salieran en torno a veinte globos esa misma mañana, la cantidad media de una jornada normal en Bagan durante la temporada alta (que va de noviembre a febrero). Tomamos un desayuno ligero con café bien cargado en unas mesas que había perfectamente dispuestas y mientras empezaban a verse las primeras luces del alba pudimos ver las cestas de los globos que estarían en el aire en apenas unos minutos.
¡Todos a sus cestas!
Nos asignaron un globo por grupos y un piloto que nos explicaría lo que íbamos a hacer así como las pertinentes normas de seguridad. Nuestro “capitán” era australiano, como buena parte de los que trabajan en estas compañías afincadas en Myanmar. Antes de empezar a inflarlo, si quiera, sabíamos ya dónde íbamos a colocarnos. La cesta, mucho más grande de lo que nos imaginábamos, tenía cuatro compartimentos separados. En cada uno irían dos personas. Y en el centro la persona que se encargaría de hacer volar el globo aerostático. Nos pidieron que nos apartáramos unos minutos y empezó el show de los inflados de los en torno a veinte globos que había allí preparados. Se sucedieron el aire propulsado, el gas, el fuego y…. se fueron levantando lentamente aquellas moles a nuestro alrededor. Los nuestros verdes con el emblema de Oriental Ballooning, los de Balloons over Bagan (la empresa pionera en el país) color rojo y los de Golden Eagle (los últimos en aparecer) amarillos.
En apenas unos minutos todos los globos estaban preparados, así que fue momento de subirse a las cestas y quedarnos sentados hasta que éstos ascendieran sus primeros metros. Y así lo hicimos, casi sin darnos cuenta, con un movimiento prácticamente imperceptible. Aquel globo era como una pompa de jabón trasladándose suavemente por el cielo, sin mecerse un sólo centímetro más del necesario. El campo de golf se convirtió, por tanto, en una imagen aéreamás y ahí entonces pudimos levantarnos todos para admirar lo que teníamos delante. El sol a la espalda y los templos a la vista. ¡Casi nada!
No se me olvidarán mientras viva aquellas panorámicas de los templos de Bagan desde el globo. Era imposible contarlos todos, porque según íbamos avanzando surgían cientos y cientos de monumentos religiosos, algunos minúsculos, otros perdidos en la espesura de la selva y que dejaban sólo a la vista puntiagudas estupas desde el aire. Si durante varios días habríamos visitado en torno a treinta templos, teníamos al alcance muchísimos más, en realidad todo el Reino de Bagan abandonando su letargo de ladrillo y telarañas.
En globo uno entiende que el valor de Bagan lo es por su conjunto, por esa capacidad de aglutinar formas distintas bajo un mismo manto verde. La bruma de las primeras horas del día se agarraba a la arboledas y a los propios templos. El polvo en los senderos originados por decenas de bueyes que eran trasladados para pastar hacía que dichos caminos se movieran, como si fueran una serpiente reptafndo bajo la mirada atenta de quienes estábamos cada vez más alto.
Pagodas de oro, montañas de estupas alineadas y conjuntos monumentales asombrosos alejados de cualquier sendero y hasta de los propios mapas. Bagan sigue siendo un misterio petrificado, el hogar de miles de Budas, ninfas, espíritus y reyes derrocados que más de setecientos años después conservan su efigie y sus coronas dibujadas en techos comidos por la ruina del tiempo.
Una de las cosas que más me impresionaron de montar en globo fue el silencio. Allí arriba, salvo las veces en que hacía falta gas que insuflar a nuestro vehículo volador, no se escuchaba nada en absoluto. La ausencia de ruido, de cualquier atisbo de sonoridad (ni tan siquiera se escuchaban a los pájaros que nos acompañaban), acrecentaba aún más si cabe esa sensación que comentaba en un principio de estar encerrado en una pompa de jabón, de levitar como testigos mudos de un lugar y mil instantes.
Yo vivía cada minuto entusiasmado, orgulloso de no habernos echado para atrás cuando desde Madrid planificábamos este viaje por nuestra cuenta a Myanmar. ¿Y Rebeca? La persona que “supuestamente” tenía miedo a las alturas, la que se sufre cada vez que se sube un avión y que desconocía por completo de su reacción ante el vértigo de estar varios metros por encima del suelo… disfrutaba allí arriba como una niña. Tengo que reconocer que mi mayor inquietud ante este vuelo en globo sobre los templos de Bagan era que sus temores le impidieran gozar de la experiencia. Pero todo lo contrario. Bastaba ver cómo sonreía y su manera de admirar el escenario que tenía delante para darnos cuenta ambos de que los miedos se pueden batir poniendo mucho de tu parte, no dejándolo de intentar.
Además de templos y estupas de oro desde lo más alto pudimos seguir las escenas cotidianas de un entorno rural donde los tractores no han sustituido al arado romano tirado por bueyes. La agricultura apenas ha cambiado en los últimos siglos en este país. Probablemente sea la misma que vieron y practicaron los habitantes de Bagan en tiempos de esplendor allá por el siglo XIV. La diferencia es que ahora hay extranjeros, llamados viajeros o turistas, que surcan cielo birmano en globo en cada amanecer. Que están allí porque un día oyeron hablar de Myanmar, de sus templos perdidos en la selva, de los delfines de Irrawaddy y del sacralizado Monte Popa.
El descenso fue muy suave. Tanto que duró casi veinte minutos en los que avanzamos casi al ras de las copas de los árboles, siendo saludados por los campesinos, por muchos niños que se extendían sus manos y saltaban como si fuera la primera vez que los hubieran visto. Los demás globos, rojos, verdes y amarillos, nos dirigíamos hacia una explanada suficientemente despejada donde poder aterrizar con la mayor seguridad posible. Se notaba que la ruta estaba muy estudiada, que nuestro piloto tenía muy claro cómo hacerlo. Cuando las condiciones atmosféricas son tan benévolas, hay más posibilidades de “domesticar” el viento y los esfuerzos. Y así llegar a buen puerto de manera milimétrica.
Una vez llevamos a cabo nuestro aterrizaje, el globo se desinfló sobre nuestras cabezas mientras viejos autobuses de los años cuarenta empezaron a llegar al sitio (no siempre se aterriza en la misma zona, tienen previstas varias en función de la dirección del viento). Quedamos con nuestros pilotos en un espacio montado ipso facto por la compañía para brindar con champán y preparar la salida a cada uno de los hoteles en que estábamos alojados.
Algunas cuestiones sobre la posibilidad de hacer los tempos de Bagan en globo
+ ¿Qué compañía es mejor de las tres que vuelan en globo sobre Bagan? –> La calidad de las tres es prácticamente idéntica. Tanto como sus precios que, por cierto, son en dólares. Y no es lo mismo 375 dólares con un euro alto como hace varios años, que con la depreciación actual. Así que conviene estar atentos a la cotización de ambas divisas.
+ ¿Qué meses son los mejores para volar en globo sobre los templos de Bagan? –> Entre octubre y febrero ideales. Meses anteriores y posteriores pueden tener unas peores condiciones, sobre todo cuando llega el monzón, que coincide con el verano europeo (a veces en junio y julio no llevan a cabo ningún vuelo). Lo mejor es preguntar directamente a las compañías. Si ofrecen la posibilidad de reservar (no se paga por adelantado) y hay condiciones meteorológicas adversas no te cobran nada o te proponen otra fecha alternativa.
Amanecer sobre los templos de Bagan (Fotos tomadas desde un globo)
+ ¿Da miedo montar en globo? –> En el texto está la respuesta. Conmigo voló una persona que lo pasa mal cada vez que vuela, y en el globo estuvo muy relajada.
+ ¿Existen más lugares de Myanmar para volar en globo? –> En efecto, se puede volar en globo también sobre Mandalay y sobre el Lago Inle. La tarifa es similar a la de hacerlo sobre Bagan. Pero puestos a elegir, creo que no hay nada comparable a sobrevolar los templos de Bagan en globo aerostático.
+ ¿Qué ropa llevar en el vuelo en globo? –> Conviene ir abrigados al principio porque las mañanas son frescas, pero tampoco es necesario llevar un plumas porque aquello no es Islandia. Basta ir con una sudadera o un abrigo fino que poder quitarse cuando haga algo más de calor.
Globos sobre los templos de Bagan en Myanmar
+ En definitiva, ¿merece la pena volar en globo sobre los templos de Bagan? –> Mucha gente me preguntó nada más regresar de nuestro viaje a Myanmar si había merecido la pena la experiencia de sobrevolar los templos de Bagan en globo, si no es algo demasiado caro. La respuesta está en estas imágenes, en que uno sabe hasta cuánto puede asumir por cumplir sus sueños y en que a nosotros nos tocará volver a hacer una hucha para invertirla en un capricho de este tipo porque si volviéramos hacia atrás repetiríamos. Bagan emociona por tierra, desde el río y, por supuesto, desde el aire. Quizás uno de los mejores lugares del mundo para volar en globo requiera un esfuerzo extra y aminorar costes en otras facetas del viaje. Pero vale la pena. Vaya si lo hace…
Muy pronto… el vídeo de la experiencia
Estamos ultimando el vídeo que grabamos de esta experiencia en globo sobre los templos de Bagan. En los próximos días verá la luz y servirá para complementar todo lo que os acabo de contar. Atentos entonces a El rincón de Sele. ¡Aún queda lo mejor por llegar!
Fuenta: elrincondesele.com
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