En medio de la vida bulliciosa de Ciudad Ho Chi Minh, los valores tradicionales no se pierdan sino que se entremezclan con los modernos y esa convivencia es más clara en las calles de estudiosos confucianos, abiertas en los días cercanos al Tet (Año Nuevo Lunar).
Con la llegada de la primavera, algunas calles de la mayor urbe sureña como Pham Ngoc Thach, distrito 1 y Nguyen Thi Minh Khai, distrito 3, se convierten en las de calígrafos y empiezan a abrir sus puertas desde el día 20 de diciembre (calendario lunar).
Las imágenes de los profesores confucianos, que suelen aparecer solamente en las fotos antiguas, afloraron en estas vías juntas a las sentencias paralelas rojas y tinteros. Al pasar por estos lugares, los pobladores quedan inmersos en un espacio idéntico del
Tet. Cada persona selecciona para sí mismo y/o para su familia versos paralelos, o simplemente, una letra caligráfica para invocar la paz, felicidad y prosperidad para todo el año. Esta urbe posee un ritmo de desarrollo exorbitante pero no caótico. Pese a las ocupaciones de la vida cotidiana, los ciudadanos dedican su tiempo a los trabajos que requieren cautela, particularmente la conservación de
las costumbres antiguas como el pedido de letras cartográficas. Esta actividad consiste en una selección con cuidado de caracteres, cuyos significados coinciden con los mismos deseos de las familias en el nuevo año.
Al llegar a estas calles, se nota un ambiente apacible único, muy contrario al entorno bullicioso exterior. En estas vías, además de las sentencias paralelas y obras caligráficas artísticas, el público tiene la oportunidad de contemplar también tableros lacados transversales. Pese a distintas renovaciones en la práctica del arte, se mantienen varios estándares para la creación de esas obras.
Según Hoa Nghiem, presidente del Club de Caligrafía de la Casa Cultural,
Ciudad Ho Chi Minh, los artistas tienen que entender bien el significado de cada carácter para poder llegar a lo más profundo de este arte. Si la caligrafía es el medio, los eruditos constituyen un puente para transmitir su belleza. La belleza del arte caligráfico encierra la hermosura del carácter, el pensamiento y el alma del hombre de la época.
Si el contenido representa al valor ideológico, la apariencia demuestra el artístico. Esos dos elementos tienen que cumplir con cinco requisitos de línea, que refleja la energía del artista; el color según la intención de los que piden letras; la composición; el estilo y la idea. Por lo tanto los calígrafos dedican mucho empeño al poner su pincel en el papel rojo para ofrecer escritos a los clientes.
Para conservar las quintaesencias del pueblo, cada erudito debe cumplir varios principios. Además los clientes hoy día son muy estrictos. Por eso se requieren de los calígrafos de gran habilidad y sutileza, dijo Hoa Nghiem, presidente del Club de Caligrafía de la Casa Cultural,
Ciudad Ho Chi Minh. Con la llegada de la primavera, estas calles brindan a los ciudadanos los primeros “gustillos” del
Tet. La imagen de los calígrafos esmerados en “dibujar” las letras gráciles sobresale entre las atracciones de la decoración. Sus obras- los caracteres caligráficos- brindarán a las familias buena suerte para un
nuevo año próspero con mucha felicidad