Puede que Tailandia sea la meca del turismo del Sudeste Asiático y puede también que, por ser uno de los países más visitados de Asia, sea muy fácil encontrar información de primera mano y veraz por internet.
Primero de todo, es importante saber que para viajar barato por Tailandia debes…
- Desplazarte en autobuses locales y evitar reservar los billetes en las agencias siempre que sea posible. – Regatear el precio de los tuktuks. – Comer en los mercados de comida callejera que están por todos lados en Tailandia.
Documentación: A los españoles que llegan a Tailandia en avión se les estampa un sello en el pasaporte que les permite viajar un mes por el país. Sin embargo, si llegas a Tailandia por tierra, el permiso se reduce a quince días. En ambos casos el permiso de estancia en el país es gratuito.
Moneda: La moneda oficial es el Baht.
Internet: Hay cibercafés en casi cada calle y casi todos los hostales disponen de un wifi (o un ordenador con internet) no muy rápido pero apañado.
En los lugares turísticos el inglés se entiende y se habla suficientemente bien como para facilitar la comunicación más básica. Aunque para interactuar con los locales o moverse por zonas menos acostumbradas al turismo, es necesario una buena dosis de mímica o, aún mejor, un buen vocabulario básico de tailandés.
Evidentemente desde España el vehículo más rápido es el avión. Sin embargo, si se quiere cruzar la frontera tailandesa por tierra, puede hacerse por cualquiera de sus países vecinos: China, Laos, Malasia e incluso Myanmar. Este último país ha mantenido las fronteras terrestres cerradas a los turistas, pero esto s últimos meses ha hecho un esfuerzo considerable para abrir sus fronteras al mundo y desde hace poco es posible cruzar a Tailandia e incluso a India desde algunos puntos específicos de sus fronteras.
La comida Tailandesa es de lo mejor de Asia. Varía según si te encuentras en el norte o el sur del país, pero ambas tienen la base de leche de coco y picante que la hacen tan especial y deliciosa. Pronto escribiré una entrada más detallada sobre lo que me encontré comiendo por Tailandia. Ya verás como te abrirá el apetito.
El alojamiento es barato y abundante. En el norte, por un euro puedes encontrar dormitorios muy básicos, y por tres o cuatro puedes incluso encontrar una habitación para tres personas con baño incluido. El sur es más caro y es difícil encontrar algo por estos precios, pero aún así sigue siendo muy asequible.
Autobús: Hay de dos tipos; para locales y para turistas. Los primeros suelen salir directamente desde las estaciones locales de cada ciudad o pueblo y suele pagarse el billete en la estación o incluso en el mismo autobús en las distancias cortas. Los segundos se compran en las agencias turísticas, debe regatearse el precio y suele ser bastante más caro, aunque a veces es la única opción, sobre todo en algunas ciudades del sur que viven del turismo.
Tren: Es rápido, cómodo y limpio. Si viajas de noche verás que los asientos se convierten en camas con cortinas incluidas para aislarte de tus vecinos. Si el insomnio te hace una visita, puedes también escaparte al vagón-discoteca y pasar una noche entretenida. Motocicleta: Para visitar los alrededores de las ciudades y pueblos tailandeses sale a cuenta alquilar una motocicleta y perderse por las montañas y costas. Muchos de los mejores paisajes no se encuentran en las rutas de los autobuses locales o turísticos y la mejor manera de llegar a ellos es alquilando tu propio transporte.
Bicicleta: La bicicleta también es una buena idea, aunque en el norte deberás enfrentarte a un buen número de cuestas.
Fue la mejor playa que visité en el sur de Tailandia. Vale, está llena de turistas, ¿pero cuál no lo está? Si quitamos a la cantidad de gente que visita ese rincón del sur de Tailandia, nos quedamos con un lugar espectacular en el que no solo puedes relajarte en la orilla con unas vistas sorprendentes, si no que además puedes perderte por el bosque y hacer algunas caminatas para ver el mar desde diferentes impresionantes perspectivas.
Para llegar a esta playa debes hacerlo en una de las barquitas que salen desde Ao Nanag, un pueblo costero al que se llega en tuktuk desde Karabi. El billete de ida y vuelta hacia Railay puedes comprarlo en una de las casetas de madera que verás cerca de la playa. Todas ofrecen los mismos precios.
Railay también es conocido como el paraíso de los escaladores.
La mayor parte del tiempo que pasé en la capital de Tailandia estuve ocupada gestionando mi viaje a Myanamar, pero ello no me impidió disfrutar de los paseos en los barcos locales, del palacio real; de las impresionantes vistas de los rascacielos, de paseos por parques que se quedan paralizados cuando suena el himno del rey y de los infinitos mercados locales esparcidos por la ciudad.
Llegué a esta ciudad del norte de Tailandia desde Bangkok y el contraste me impresionó. De un gran monstruo urbano pasé a una ciudad mediana repleta de templos preciosos. De moverme en barcos y autobuses urbanos abarrotados, llegué a una ciudad que podía recorrerse a pie. De ver árboles encerrados en parques diseñados por el hombre, llegué a una ciudad en la que solo basta alquilar una motocicleta para llegar a algunos de los parques naturales más impresionantes de Tailandia.
Para llegar a este pueblito debe sortearse una carretera repleta de curbas que, en una furgoneta local, se convierte en un infierno para los propensos al mareo (prepara una bolsa de dulces de tamarindo para prevenirlos. Un local me dijo que iban bien para evitar los mareos y confirmo que funcionan). Aunque merece la pena enfrentarse a las curbas para llegar a este pueblito rodeado de cultivos, montañas, cascadas y templos enclavados en la cima. Cada día que pasé en Pai salí a descubrir sus alrededores en motocicleta y cada día descubría algo que me dejaba con la boca abierta.
Me quedé atrapada en esta ciudad durante quince días e hice de todo menos visitar el triángulo dorado. Los mejores recuerdos que me llevo de esta ciudad son la gente que conocí en ella, el templo blanco, los mercados del fin de semana y los rincones que descubrí en sus alrededores. Volvería a ese rincón del norte de Tailandia sin pensarlo dos veces.
Fuente: cronicasargonauta.com
Soporte: viajeindochina.com
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